Icono de Frederic de Berga i vint-i-sis companys
Significado del icono:
El sentido sagrado del símbolo sólo puede ser percibido por quien
tiene experiencia en lo sagrado. El símbolo es el que revela lo que es imposible
de explicar.
Desde este punto de vista, la
mandorla o almendra mística, suele ser considerada la puerta de entrada de una
realidad terrenal a la del mundo celestial y todo lo mostrado en su interior pertenece al espacio sagrado.
En este caso su configuración almendrada está formada por tres bandas de color: el blanco que alude a la pureza y a la santidad, el amarillo relacionado con el reino y la gloria, y, el rojo, que es el color de la sangre, del sacrificio y del soplo del Espíritu Santo.
En este caso su configuración almendrada está formada por tres bandas de color: el blanco que alude a la pureza y a la santidad, el amarillo relacionado con el reino y la gloria, y, el rojo, que es el color de la sangre, del sacrificio y del soplo del Espíritu Santo.
En el centro de la mandorla se
manifiesta una Teofanía abierta, pero no como el Maiestas Domini de la creación, controlador del tiempo y del espacio, sino como el redentor y liberador, revelándose en la misma posición en la que murió en la cruz, vinculando así su
sacrificio con el de los veintiséis frares capuchinos, cuyo martirio se produjo a causa de la virtud de su amor a Dios.
En el exterior de la almendra
mística y asomándose en ella, los mártires contemplan la revelación del Cristo
amparándose bajo sus brazos abiertos. A los pies, Frederic de Berga y Eloi de
Bianya portan una palma en representación de todos, atributo otorgado por
excelencia a los mártires como signo de victoria en la lucha del espíritu
contra la carne.
El primer grupo -de arriba a
abajo y de izquierda a derecha-, está formado por: Benigne de Canet, Eudald
d'Igualada, Zacaries de Llorenç, Bonaventura d'Arroyo, Martí de Barcelona,
Doroteu de Vilalba, Anselm d'Olot, Alexandre de Barcelona, Vicenç de Besalú,
Prudenci de Pomar, Rafael de Mataró, Tarsici de Miralcamp y Frederic de Berga.
El segundo grupo -también de
arriba a abajo y de izquierda a derecha-, está formado por: Modest de Mieres,
Àngel de Ferreries, Marçal de Vilafranca, Feliu de Tortosa, Agustí de Montclar,
Pacià Maria de Barcelona, Remigi del Papiol, Timoteu de Palafrugell, Jordi de
Santa Pau, Josep de Calella, Cebrià de Terrassa, Miquel de Bianya y Eloi de
Bianya.
Cuatro estrellas cierran el conjunto en recuerdo a los cuatro puntos cardinales, los cuatro ríos del Paraíso y como no, a los cuatro evangelistas.
Cuatro estrellas cierran el conjunto en recuerdo a los cuatro puntos cardinales, los cuatro ríos del Paraíso y como no, a los cuatro evangelistas.
Nota: Como curiosidad, me di cuenta el otro día que los dos frailes que llevan las palmas del
martirio son Frederic de Berga, alguien de gran nivel intelectual y que
entre otras cosas, promovía una activa defensa de las doctrinas cristianas y,
Eloi de Bianya, que según tengo entendido, era entregado, muy bondadoso y cuya
función era de ser el portero del convento y custodio de las llaves que abrían
la puerta a todo aquel que llamaba.
Guardando las distancias, estas
características me han hecho recordar a San Pablo y a San Pedro que muchas
veces son representados flanqueando a Dios, el uno con el libro de las
Escrituras y la combativa espada del discernimiento y el otro, con las claves
que abren las puertas del cielo.
Laura Alberich Lucea, noviembre
de 2015
Muchas gracias a la orden de los Capuchinos de Catalunya i Balears
por la confianza que habéis depositado en mi para la elaboración de este icono tan importante y especial.
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